Un final para Rachel, Jesse Andrews
Me and Earl and the Dying Girl · ÚnicoNube de tinta · 2015 · 320 págs.
Goodreads
Según Greg Gaines, el secreto para salir airoso del instituto es no ser amigo de nadie pero llevarse bien con todos. Su lema es "sin amigos no hay enemigos". Solo tiene a Earl, con quien se dedica a grabar versiones terribles de sus películas favoritas.Hasta que vuelve a ver a Rachel.Rachel tiene leucemia, y a la madre de Greg se le ocurre la brillante idea de obligar a su hijo a que sea su amigo. Greg tiene claro que esto no va a ser una de esas típicas historias de amor entre una chica en estado terminal y un chico que de repente se enamora de ella. Pero, de todos modos, el destino tiene preparado algo especial para Greg, Rachel y Earl...
Debo decir que no aprendí absolutamente nada de la leucemia de Rachel. De hecho, si de algo puedo presumir después de todo lo que pasó es de saber menos aún acerca de la vida.
Un libro con una edición así —que mantiene la portada original, los colores llamativos, etc.— es un libro al que se me hace imposible resistir. Agreguémosle a esto la enorme cantidad de comentarios positivos que tuvo al momento de su publicación y a su futuro estreno en cines (la película estrenó en el festival de Sundance donde ganó el premio del jurado y el público en la categoría Drama): era la receta perfecta del éxito. Pero no fue nada de lo que esperé, más para mal que para bien.
Nuestros personajes principales son Greg, Earl y Rachel (más o menos). Greg comienza su último año en la escuela bastante feliz porque 1) es su último año lo que le da cierta inmunidad a las bromas de las personas de cursos menores y 2) su plan para ser parte de cada grupo del colegio sin pertenecer a ninguno en realidad está funcionando de maravillas, algo que le ha tomado años perfeccionar. Su único amigo es Earl, un chico negro pequeñito y de poca paciencia con quien los une la pasión por hacer remakes (malos) de sus películas favoritas que nunca le enseñan a nadie. Pero cuando todo va bien su madre llega a complicar las cosas contándole que Rachel —una chica que pudo haber sido su amiga y tal vez ex-novia— tiene Leucemia, y que sería bueno para ella tener un amigo, forzándolo a retomar las relaciones.
Resumiendo: irrumpí en la habitación de Rachel caminando a trompicones, haciéndome pasar por un zombi y dándole un susto de muerte, y luego intenté saludarla al estilo pandillero. Lo mío son las relaciones sociales, está claro.
Voy a partir por algo positivo: me reí mucho con el libro, hasta a carcajadas. A veces en momentos en que incluso reír no era lo adecuado, pero es gracioso lo incómodo que pueden llegar a ser algunas situaciones según las reacciones de la gente involucrada. La relación de Greg con Rachel se basa prácticamente en su capacidad de hacerla reír, mientras que la de Earl y Greg es una mezcla entre los videos, insultos y obsenidades. ¿Greg y Earl? No siempre son una buena combinación, eran irreverentes y muchas veces todo se sentía forzado e incómodo. Hay una escena en particular en la que todo fue muy WTF y estuve a punto de dejar el libro, sucede en casa de Earl y fue sencillamente bizarra (a saber de Earl: familia grande, Earl es el único que sigue en la escuela aunque tiene hermanos menores, la mayoría están en pandillas y el de 13 incluso va a ser padre, padre ausente y madre alcohólica, los padres de Greg son una mayor influencia en él que cualquier miembro de su familia). No diré más por miedo a los spoilers pero si lo han leído sabrán cuál fue... creo.
Los padres de Greg (amo a su papá y su onda filosófica), su hermana y su gato Cat Stevens (❤) viene a ser como el punto de normalidad en la historia. El retrato de cada grupo de la escuela que crea Greg está lleno de estereotipos (y ¿realmente pasa eso en USA?) pero sirve como caricatura para basar todo el tema de su "no pertenecer a nadie, pero agradarles a todos". Como lo el libro está contado únicamente por Greg —a veces en su cabeza, a veces a modo de guiones de película— es sencillo ponerse en sus zapatos: la incomodidad que le provocan los demás, la aceptación de sus defectos, lo duro que es con él mismo y lo difícil que es para él interesarse por una chica con quien no habla desde hace años solo porque ahora tiene cáncer. Greg lo sabe, entiende que a veces sus reacciones y pensamientos no son los de una buena persona, pero de todas formas comete errores al no saber cómo enfrentarse a eso.
Para empezar: ¿qué carajo significa ser raro? Acabo de escribir esa palabra unas cinco veces, y cuanto más la repito menos significado tiene para mí. Acabo de asesinar la parabla "raro". Ahora no es más que un puñado de letras. Es como si hubiera cadáveres esparcidos por toda la página.
Otra cosa: Realmente nadie se enamora de nadie, lo que es algo inesperado a pesar de que Greg lo diga mil veces. El libro es más una oda a las inseguridades de la adolescencia que cualquier cosa semejante a un romance. Alguien podría pensar que se asemeja a los libros de Juanito Verde, pero no. Nuestro narrador incluso se burla de esas frases edulcoradas y grandes revelaciones que surgen en medio de las tragedias. Vuelvo a la oda a la adolescencia, creo que bajé 1/4 de estrella cada vez que los chicos mecionaron la palabra tetas. Tienen 17, LO ENTENDEMOS, ¿era necesario tanta escena burda? Las primeras... no sé, 3 veces fue gracioso ¿pero después? simplemente molesto.
Casi no he mencionado a Rachel ni la leucemia ¡aunque su nombre está en el título! Bueno, eso es porque ambos se convirtieron más en objetos de la trama que en personajes propiamente integrados. ¿Fue Rachel en algún momento algo más que la ex de Greg que ahora está enferma? No, y eso me decepcionó casi tanto como lo anticlimatico del final. No sé si yo obvié totalmente el punto de la historia y las maravillas que oculta, pero fue más que nada un libro con portada bonita que acabé en unas 4 horas. Siento que por el mismo formato que tiene la historia funcionará mucho mejor a modo de película, por lo que iré a verla cuando llegue aunque sea solo para reír durante un rato (Nick Offerman está en el reparto!) porque si algo hay que reconocerle a Jesse Andrews es la capacidad para encontrar humor en un montón de situaciones deprimentes.
Lo que quiero decir es que no escuchamos a los demás para aprender cosas interesantes, sino para mostrarnos amables y caerles bien, porque a todo el mundo le gusta hablar.
Gracias a Penguin Random House por el ejemplar
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Decepciones de libros con portadas bonitas :( Pero hay que reconocer que el tráiler se ve entretenido: