Te daría el mundo (Jandy Nelson)

Te daría el mundo, Jandy Nelson

I'll Give You the Sun · Único
Alfaguara (PRH) · 2015 · 416 págs.
Goodreads

Noah y su hermana melliza Jude son inseparables. El solitario Noah dibuja sin parar , y se enamoró en secreto de su enigmático vecino. La atrevida Jude salta desde altísimos acantilados, los labios rojos y tiene muchos amigos.

Pero tres años más tarde, los hermanos ya no se hablan. Algo sucedió entre ellos Algo pasó y cada uno reaccionó de forma diferente... Hasta que Jude conoce a un chico lindo, frágil y arrogante... y a alguien más, una nueva fuerza en su vida todavía más impredecible. Estas dos personas están ligadas a su pasado de manera inevitable.

Los primeros años de esta historia los cuenta Noah; los últimos, Jude. Lo que ninguno comprende es que solo conocen la mitad de la historia y que, si pudieran compartirla, tendrían una oportunidad real de regalarse el mundo que perdieron. y volver a empezar.

Te daría el mundo estaba en mi lista de lecturas desde que apareció nominado en los premios de Goodreads el año pasado, la sinopsis y la portada (y que fuera la misma autora de Sky is Everywhere) hacían del libro una combinación imposible de resistir y el contenido del interior es tan bonito como todos los colores que podemos ver por fuera.

—Y cuando estás cansado trepas a tu flor y te duermes. Durante el día, todo el mundo habla en colores y no mediante sonidos. El silencio es increíble —cierra los ojos y prosigue despacio—: Las personas, cuando se enamoran, arden en llamas.

Los libros juveniles que tratan temas más "serios" que de costumbre (homosexualidad, duelo, dinámicas familiares) suelen tornarse casi caricaturezcos, lo que impide darle a las situaciones que se nos muestran el peso que tienen. En el caso de "Te daría el mundo" el uso libre de las palabras y la imaginación que imprime la autora a los personajes al principio puede ser algo confuso, pero eventualmente crea una especie de complicidad entre el lector y la historia: si alguien tomara el libro y lo abriera en una página al azar no entendería como tú lo que un color o la imagen descrita representa, cómo las piedras son partes de estrellas que un chico no puede dejar de pintar, como tampoco puede impedir sus sentimientos. Pero me estoy adelantando.

—Te quiero —le digo, aunque suena como «Ey».
—Con locura —me responde, pero suena como «Qué tal». 
Sigue sin mirarme a los ojos. 

Jude y Noah son mellizos. Mellizos casi mágicos, que suelen sentir lo que el otro siente, se comprenden, se complementan, se necesitan para existir y son tan poderosos que incluso juegan a dividirse el mundo en los momentos importantes. Noah (a los 13) se siente más alejado que nunca de su papá, que suele preferir a la intrépida Jude para hacer surf en la costa, mientras él -gracias a sus dibujos y pinturas- pasa más tiempo con su madre que es una amante del arte. Pero lo más importante que está pasando con Noah es personal: le gustan los chicos, lo sabe, fantasea con ello y aunque es su secreto (en parte por que no quiere que sus padres lo descubran) todo comienza a cambiar cuando un chico que recolecta trocitos de estrellas se muda a la casa del frente y le ayuda a salir de su mundo solitario para experimentar nuevas cosas que excluyen a su melliza. Noah es adorable y está tan confundido con todo que es imposible no quererlo, no entenderlo y fue por lejos mi personaje favorito en todo esto. Qué difícil debe ser vivir así, qué divertido era estar en la cabeza de Noah e imaginar todo como él lo hace, qué triste fue verlo fingiendo y cometiendo errores... Noah fue todo en la historia. Pero todo esto ya ha quedado en el pasado cuando nos habla Jude.

Somos personas pétalo. Pienso en el beso del terremoto del rincón y se me saltan las lágrimas otra vez. Ahora de tristeza. Y de miedo. Y porque jamás me sentí tan incómodo en mi propia piel.
(Autorretrato: Chico en licuadora.)

A los 16, Jude ya no es intrépida e impulsiva, ya no viste provocadora y se viste para ser invisible. Siempre tuvo el libro que escribió para ella su abuela, y aunque antes era solo un modo de recordarla ahora se ha convertido en un manual para vivir... mientras mantiene conversaciones con el fantasma de ella e intenta buscar una forma de que el espíritu invisible de su madre (que murió 3 años atrás) dejé de destruir las cosas que crea en la escuela de arte a la que pertenece y que solía ser el sueño de su hermano. Honestamente, me costó mucho el llegar a preocuparme por Jude. En los capítulos de Noah del pasado Jude es una chica más que solo quiere divertirse (y sí, se siente alejada de su madre, pero tampoco hace mucho por comprender los sentimientos de su hermano) y lo que es peor, hace cosas sabiendo que lo dañarán. Cuando comienza a contar ella la historia, seguía teniendo la imagen anterior y no fue hasta más avanzado el libro que me interesó su historia con el chico misterioso de la iglesia. Su evolución y su cambio violento es difícil de leer, sobre todo porque notas con cada una de sus nuevas inseguridades que no es más que una sombra de lo que solía ser, y lo mucho que le hace falta Noah.

Quiero jugar a ¿Cómo preferirías morir? en lugar de averiguar cómo vivir. Pero no me lo puedo permitir. Se acabó eso de ser una cobarde. Estoy harta de vivir en pausa, de enterrarme y esconderme, de vivir petrificada en ambos sentidos de la palabra.
No quiero imaginar prados, sino correr por ellos.

La dinámica de los hermanos es distinta en ambos POV, comienza en los más alto, luego toca fondo, para volver a subir poco a poco, pero todo ese proceso se ve entorpecido por la gran cantidad de secretos que ambos guardan, y cómo una acción generó una cadena que es casi imposible de romper. Los personajes secundarios: Los padres, el artista, la abuela fantasma, el chico de las estrellas y el que parece un actor juegan distintos papeles en la historia y (con la excepción de la abuela, que está casi como un elemento humorístico) todos se entrelazan al momento de llegar al descenlace. 

¿Qué sabe nadie de nada? ¿Sabe alguien quién mueve los hilos? ¿O qué? ¿O cómo? ¿O si el destino no es más que una forma de narrar la propia vida?
[...] Nadie. Nadie lo sabe.

El gran punto a favor de esta historia son a mi gusto Noah y la bella forma de escribir de Jandy Nelson, que le da un sello particular y lo diferencia de tantos otros libros, porque hay que reconocer algo: los giros y secretos del final no son nada sorprendentes y caen casi en la categoría de tópicos por lo sencillo que era predecir todo desde el primer tercio del libro. Lo anterior no quita que el camino para llevar al final estuviera lleno de frases bonitas y reflexiones importantes. Te daría el mundo es una novela esperanzadora, divertida, que desborda imaginación, sentimientos y arte como pocas novelas juveniles lo hacen hoy. Pero sin duda lo que más destaco del libro, es que en los momentos finales no se trata de las relaciones romántica, si no del amor de los hermanos y el viaje que los transforma y los une, y vuelve a unir el mundo que ellos mismos dividían. 

Puede que seamos demasiado grandes para seguir jugando a esto, pero me da igual. La veo sonreír, aunque estoy mirando al frente. Exhalamos juntos, inhalamos juntos, exhalamos, inhalamos, dentro y fuera, fuera y dentro, hasta que ni siquiera los árboles recuerdan lo que sucedió ayer en el bosque, hasta que no solo compartimos edad, sino una misma persona, única y completa.

Gracias a Penguin Random House por el ejemplar

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Lo siento, lo siento, lo siento. Había olvidado por completo que el fin de semestre estaba tan cerca y no he tenido tiempo de estar pendiente de nada porque estoy finalizando mi penúltimo semestre pre-internado así que mi horario no lo permite (y suelo tardar mucho escribiendo reseñas por lo fácil que me distraigo con cualquier cosa). Este fin de semana me pondré al día *cruzo los dedos* así que tendré por aquí las reseñas de: El coleccionista, Dos almas y El juego infinito... si soy muuuy organizada, podría incluir las de los libros de La grieta blanca. Ya veremos! :)