La gran fuga (Susan Elizabeth Phillips)

La gran fuga, Susan Elizabeth Phillips

The Great Escape · Wynette, Texas #7
Ediciones B (Bolsillo) · 2015 · 416 págs.
Goodreads

Lucy Jorik siempre se ha cuidado muy bien de avergonzar a su familia, lo cual no es extraño, puesto que su madre es una de las mujeres más famosas del mundo. Sin embargo, acaba de abochornar, nada menos que el día de su boda, al hombre más perfecto que jamás haya conocido. Lucy huye de la iglesia, se sube de paquete en una moto destartalada y cubierta de pegatinas, y escapa hacia lo desconocido con un hombre cuya identidad es un misterio.

Mientras todo el mundo la busca, Lucy tiene que encontrarse a sí misma. Rápidamente se da cuenta de que sus buenas maneras de siempre no le sirven con un hombre que ha convertido la rudeza en todo un arte...

«¡Corre!» Aquella palabra era un alarido en su mente. «¡Corre!»

Quienes seguimos los sibros de SEP conocimos a Lucy en Llámame Irresistible, donde comienza siendo la otra perfecta mitad de Ted Beaudine, ansiando su boda y a quien luego deja plantado en la iglesia para abrir paso al protagonismo de  su mejor amiga Meg Koranda... bueno, no. En realidad, Lucy hizo su primera aparición en First Lady, el libro que cuenta la historia de sus padres adoptivos bastantes años atrás. Si leyeron Llámame irresistible (y si no lo han hecho y disfrutan de la autora, shame on you) recordarán pequeños fragmentos donde nos enteramos (muy poco) de lo que sucedía con ella luego de la fuga y que solo servían para dejarnos intrigados, ¿Dónde está Lucy? ¿Qué va a hacer qué? ¿Por qué no vuelve a ayudar a Meg? Etc.

La gran fuga comienza en el momento del impulso: Lucy vestida de novia, lista para avanzar por el pasillo recordando las palabras que Meg le dijo la noche anterior, sobre no estar haciendo lo correcto. Tuvo que ser su mejor amiga quien se diera cuenta de que algo no estaba bien, y aunque quiere seguir adelante su boca y cuerpo no dejan de traicionarla, por lo que acaba 1) cancelando la boda, 2) temerosa de lo que sus padres vayan a pensar de esta decepción y 3) escapando montada en la parte de atrás de la moto de un desconocido. Good job, Lucy!

El problema con Lucy es que lleva años siendo un ejemplo de perfección para jamás volver a decepcionar a sus padres (a sus ojos ni los del resto del mundo) —quienes la adoptaron a ella y su hermana pequeña cuando quedaron huérfanas y luchaban por sobrevivir sin que los servicios sociales se dieran cuenta, de forma que acabó siendo hija de la primera presidenta de Estados Unidos. Estudió trabajo social en la universidad y luego formó parte de un frupo de presión con el que recaudó dinero para múltiples causas... pero su trabajo que antes amaba se ha convertido en una carga. Esa chispa que le permitió sobrevivir en su niñez se fue apagando a medida que se forzaba a adaptarse al molde que el resto de la sociedad le exigía, y su escape puede ser lo que necesita para volver a ser ella.

Era el mismo disfraz que Nealy había utilizado años antes para escapar de la Casa Blanca. A lo mejor a ella también le serviría. Si tenía suerte, nadie relacionaría a la hija de la ex presidenta con la embarazada vestida con ropa barata que entraba en Denny's. Les parecería otra estúpida que se había arruinado la vida por el tipo equivocado.

Panda miraba su embarazo de plástico.

—Aquí me tienes, a punto de ser padre, y el sexo ni siquiera ha sido digno de mención.

La contraparte es Panda (por qué tenían que decirle PANDA, por qué?), el tipo de la moto quien concede llevarla con él a donde se dirige por dos semanas a cambio de 1000 dólares. Es mal hablado, grosero, no le sigue la corriente ni revela ninguno de sus secretos jamás... pero Lucy comienza a confiar en él, a revelarse contra no le gusta de sí y a utilizarlo para dejar atrás a Ted. Panda vivió algo similar a Lucy cuando era un adolescente, pero a diferencia de ella, él no logró cuidar a su hermano —que murió— y ahora vive con ese remordimiento. Él solo quiere ser el mejor en lo que se le da bien y eso claramente no va de la mano con Lucy, quien incluso adopta la personalidad de "Víbora" cuando decide que quiere parecerse más a él. Lucy es igual a problemas, algo que lucha por evitar.

Por este escape Lucy acaba en una isla lejos de su sobreprotectora familia, el trabajo que le desagrada, el drama de la prensa y el reconocimiento de la gente. Como siempre Susan Elizabeth Phillips desarrolla un par de historias secundarias, en este caso el tema del libro parecen ser las segundas oportunidades: una que llega luego de años y muestra el cambio que se produce en alguien con la madurez y nuestra poca capacidad de ver las cosas desde otra perspectiva, y otra que intenta dar la nota de comedia que se fuerza demasiado con los estereotipos y no me terminó de agradar. Es más, me molestaba bastante leer las escenas en que Temple —la entrenadora de un programa para bajar de peso estilo Biggest Loser— criticaba a Lucy, aunque solo fuera una forma de desviar su atención de lo que verdaderamente le preocupaba, las críticas y prejuicios que pudiera generar su relación con Max.

La relación de Lucy y Panda es extraña, pero podemos ver como funciona a medida que comienzan a confiar más en ellos, sus peleas suelen ser ridículas y hay un cerdo de porcelana y pan involucrado, pero de todas formas esperaba... más. Cuando llevas años conociendo un personaje las espectativas siempre son altas y creo que en este caso "menos" hubiera sido más. La personalidad dividida de Lucy/Víbora que en un momento me hizo pensar ENOUGH, el drama de los personajes secundarios fue demasiado con todo lo que ya estaba pasando y una vez que llegamos a la explosión del conflicto esperé algo distinto de Panda y Lucy, pero fue una repetición de la fórmula de siempre. PERO, y este es un gran pero, me enamoré totalmente del epílogo de la historia, que vuelve a enlazar todas las historias que llevaron a este libro. Y podemos asegurar que al final Lucy aprendió de manera práctica que perderse puede ser la mejor forma de encontrarse, igual que lo hizo su madre.

Gracias a Ediciones B por el ejemplar

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