Mi Realidad de Tinta: El psicoanalista (John Katzenbach)

El psicoanalista (John Katzenbach)

El psicoanalista, John Katzenbach

The Analyst El psicoanalista #1
Ediciones B 2005 460 págs.
Goodreads

«Feliz cumpleaños, doctor. Bienvenido al primer día de su muerte.»

Así comienza el anónimo que recibe Frederick Starks, psicoanalista con una larga experiencia y una vida tranquila. Starks tendrá que emplear toda su astucia y rapidez para, en quince días, averiguar quién es el autor de esa amenazadora misiva que promete hacerle la existencia imposible. De no conseguir su objetivo, deberá elegir entre suicidarse o ser testigo de cómo, uno tras otro, sus familiares y conocidos mueren por obra de un asesino, un psicópata decidido a llevar hasta el fin su sed de venganza.

Dado un inesperado giro a la relación entre médico y paciente, John Katzenbach nos ofrece una novela en la tradición del mejor suspense psicológico.

«Tememos que nos maten. Pero es mucho peor que nos destruyan.»

Quince años tras su publicación original El psicoanalista continúa ganándose a los lectores que disfrutan del suspense y este mes llegó a nuestras tierras su segunda parte Jaque al psicoanalista. Ese fue el impulso que necesité para leer por fin ese primer libro que tenía esperándome desde hace algún tiempo. Corría en mi contra el hecho de que mi hermano está a un par de semestres de ser psicólogo y no le tiene demasiado cariño al psicoanálisis así que mi bias indudablemente me hizo un poquito más cínica ante la historia y no la disfruté tanto como el resto del mundo parece hacerlo.

«Usted arruinó mi vida. Quizá no sepa cómo, por qué o cuándo, pero lo hizo. Llenó todos mis instantes de desastre y tristeza. Arruinó mi vida. Y ahora estoy decidido a ajustarle las cuentas, sencillamente. Pero me di cuenta de que eso era demasiado sencillo. Es un objetivo patéticamente fácil, doctor. Acecharlo y matarlo no habría supuesto ningún desafío. Y, dada la facilidad de ese asesinato, no estaba seguro de que me proporcionara la satisfacción necesaria. He decidido que prefiero que se suicide.»

El doctor Frederick Stark —Ricky como preferiría que le dijeran los más cercanos aunque jamás se los dice— vive una vida solitaria y bastante monótona. Psicoanalista desde hace más de un cuarto de siglo, estableció su consulta en su juventud y nunca la trasladó de lugar, creando sus espacios personales tras la barrera de un par de puertas. La muerte de su esposa —quien perdió una larga batalla contra el cáncer— lo ha dejado solo, sin demasiado contacto con el resto de su familia y con la rutina diaria de sus pacientes hasta que llegan sus vacaciones y puede alejarse por un par de semanas de todo. Su cumpleaños 53 marca un día que trae recuerdos y miedos algo irracionales: su padre murió a los 53, ¿irá a superar él esta edad?

Y entonces su rutina se interrupe cuando al final de la sesión con Roger Zimmerman, siempre la última del día, suena el timbre que anuncia la llegada de un nuevo paciente algo que nunca antes ha ocurrido. Lo extraño es que cuando llega al vestíbulo lo único que encuentra es carta de alguien que afirma haberlo conocido en su pasado y que está empeñado en vengarse de él por haber arruinado su vida. Dice llamarse Rumplestiltskin y no desea matar a Ricky —eso sería demasiado sencillo— sino que él mismo acabe con su vida. ¿Cómo lograrlo? Dándole un plazo de 15 días para descubrir quién es el señor R y amenazando con hacer daño a alguien de su familia, sólo para que el doctor note que esto no es un juego sin consecuencias y que su participación no es voluntaria. Poco a poco y con la ayuda de Virgil y Merlin, el señor R comenzará a destrozar la vida de Ricky Stark, hasta que el mismo doctor llega a un punto de quiebre y las cosas comienzan a cambiar.


¿No estás de acuerdo en que hasta la venganza más terrible empieza con una simple pregunta? 

Es imposible no reconocer que El psicoanalista atrapa al lector de forma casi inmediata y lo mantiene en un constante estado de ansiedad por querer saber quién es el señor R, e impotencia por lo sencillo que es para este personaje destrozar la carrera y vida del doctor. Pero la verborrea descriptiva de Katzenbach, sobre todo durante las primeras 100 páginas, puede ser algo difícil de superar... la pseudo-psicología también. Pero si son capaces de dejar eso de lado, probablemente se enamorarán de la evolución y giros argumentales que el autor introduce constantemente. ¿Cómo reaccionaríamos nosotros si nos pusieran contra las cuerdas y con un límite de tiempo sin demasiadas pistas para descubrir la identidad de alguien de nuestro pasado, mientras la otra persona espera vernos fracasar? ¿Nos paralizamos? ¿Escapamos? ¿Atacamos en respuesta?

El ritmo frenético de la persecusión no se detiene una vez que Virgil —con su gabardina sin nada debajo— hace aparición en la oficina de Ricky, y aunque al principio es frustrante que el protagonista se vea arrastrado por todo este complot, una vez que el doctor comienza a racionalizar lo que está ocurriendo y su personalidad misma comienza a cambiar es cuando se pone interesante y retorcido para mí, porque el libro es más interesante cuando se convierte en un estudio de la mente del protagonista que sobre la amenaza —a quien no es tan difícil identificar. ¿Es necesaria la segunda parte? No, el final si bien no es del todo satisfactorio es lo suficientemente cerrado para haber dejado tranquilo a los lectores, pero de todos modos su existencia provoca que quiera leerlo y comprar lo que quince años de distancia han cambiando en el estilo del autor. Incluso si no es nada nuevo, probablemente sea un libro tan rápido de leer como este —lo que agradezco luego de mi mes de Brandon Sanderson :)

Gracias a Ediciones B por el ejemplar

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¿Empiezo ahora el segundo o termino El bosque oscuro? Decisiones, decisiones...

1 comentario:

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