Mi Realidad de Tinta: Algo malo dentro de mí (Roberto Fuentes)

Algo malo dentro de mí (Roberto Fuentes)

Algo malo dentro de mí, Roberto Fuentes

Autoconclusivo
Nube de tinta 2018 224 págs.
Goodreads
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Un drama emotivo de cuatro chicos en busca de su identidad y de sus sueños.

Marcelo tiene dieciséis años, adora la música disco, inventar coreografías y ver películas de Pixar con su hermano chico. Desde siempre ha pensado que es gay, pero este verano su amiga Sabé lo hará dudar. Juntos vivirán una aventura que los llevará a descubrir secretos insospechados de sí mismos y de sus seres más cercanos.

¿Será que todos estamos destinados a guardar misterios que cuando se revelan hacen la vida más maravillosa? 

«¿Cómo puedo saber quién mierda soy?»

Por recomendación de PRH este mes me estrené con la obra de Roberto Fuentes, escritor nacional con un ya amplio catálogo en gran parte enfocado a la literatura infaltil-juvenil, entre los que yo conocía por sus portadas coloridas a Estrella, Küyen y Batichino, aunque nunca había llegado a leerlo, por lo tanto mi opinión está basada en un 100% en mi experiencia con Algo malo dentro de mí, su último libro publicado y novedad de marzo en Chile.
 
Ya no necesitamos leones para que s ecoman a los cristianos, ahora todos somos leones devorándonos entre nosotros.

La adolescencia es un periodo en que todos estamos todavía definiendo quiénes somos como personas individuales más allá de las influencias de nuestras familias, nuestra identidad es una incógnita, cuáles son nuestros gustos, hacia dónde va el futuro, y aunque no es algo que se concrete en esos años —y tal vez nunca— es el punto exacto en que se encuentran nuestros protagonistas. En tercero medio y con muchas más preguntas que respuestas primero somos introducidos a Marcelo, el chico que todos piensan es gay —incluso sus propios padres— aunque él no está tan seguro luego de haber desarrollado una atracción por su mejor amiga Sabé. A pesar de toda su confusión Marcelo ama la música disco, bailar, a Terremoto —su hermano menor— y a sus padres, tiene una buena normal en general, aunque tal vez el estrés esté afectando un tanto su salud.

Sabé es la partner de Marcelo, siempre juntos, mejores amigos que se cuentan todo, se quieren y ella sabe que tal vez Marcelo no esté 100% seguro de lo que es, pero ella tampoco. Reza aunque no tenga una religión, se ha sentido atraída por chicos y chicas, ya tuvo su primera vez y durante una fiesta decide empezar a coquetear con Natalia, que también va a su colegio pero está en un curso de otra letra. Aunque Sabé no está tan bien perfilada como Marcelo es lindo ver el verdadero amor que existe entre los dos amigos y cómo va cambiando a lo largo de la trama.

—¿Y qué podemos hacer? —preguntó Diego.
—Llorar —dijo Sabé.
—Aceptarlo y vivir sin tanta tranca! Disfrutar, experimentar. Somos tan insignificantes que no podemos darnos el lujo de tomarnos en serio.

Diego y Natalia son los últimos dos. Debo admitir que Diego es mi preferido, pero comentaré más abajo por qué. De principio deben saber que Diego es de la V región, le gusta Green Day, andar en patineta, ir al estadio con su abuelo y es bien tímido con las mujeres, por lo que es Natalia quien se le acerca la primera vez, y es Natalia la primera persona a la que conoce una vez que con su papá deben cambiarse a Santiago. Diego a diferencia de los otros muchachos tiene más claro lo de su sexualidad, pero igual se enfrenta a una lucha por su identidad familiar que parece estar llena de secretos. Y luego está Natalia, que no voy a mentir es un personaje que jamás pude pasar. Es un poco la Alaska Young o la Margot Roth Spiegelman del libro: la mujer tipo en el libro de John Green que parece estar teniendo una crisis existencial de los 50 a los 16, la realista/pesimista que no aporta demasiado a la dinámica y me hace poner los ojos en blanco cada vez que abre la boca.

La amistad de Marcelo y Sabé, la atracción de Sabé y Diego y Natalia, el compartir un común demoninador en el colegio los lleva a formar una amistad que se ve fortalecida por las expericencias individuales que deciden compartir, y Roberto logra construir una dinámica que fluye sin problemas entre el cuarteto de adolescentes. Eso sí, yo al menos me encontré con dos grandes obstáculos para disfrutar la historia por completo. El primero es la caracterización en la edad de los personajes, sí ya mencioné más arriba que Natalia no es muy real a mis ojos, pero a veces incluso los diálogos de Marcelo y Sabé —mejores amigos de la vida— se sentía extraña y pasaba por mi cabeza un "los jóvenes no hablan exactamente así" o "no me reconozco en ninguna de las experiencias de estos adolescentes". En parte supongo es debido al lenguaje más formal que se utiliza —no podemos tener un libro lleno de chilenismos— pero es algo que me ha pasado con muchos de los últimos libros de ficción YA y que probablemente me mantengan alejada de ellos.

—Y yo quiero hablar de mí. De cómo soy. A veces no me gusta cómo soy. Pero no puedo hacer nada, como si tuviera algo malo dentro de mí y fuera imposible extirparlo.

Lo segundo es tal vez el autor esté intentando abarcar demasiadas cosas en una historia de 220 páginas. No quiero entrar en spoilers pero dije más arriba que Diego es mi favorito y es porque sentí que su forma de hablar y su relación con su abuelo se sintieron más reales que el resto del libro —además está el detalle de los poemas/canciones/dibujos en sus capítulos que le daban algo extra. Y sin embargo, pasada la mitad del libro la historia de Diego toma un vuelco a lo dramático que no se detiene nunca. El abuelo enfermo (ok), los secretos del padre (ok), los secretos del pasado del abuelo (mmm... ok), la madre (????) y luego Marcelo... Leave Diego alone, en serio. Restando tal vez uno de esos elementos (la madre, el pasado del abuelo) se hubiera sentido más balanceado, pero bueno.

 A pesar de esos dos puntos —que tampoco son del todo negativas, sólo cosas que personalmente no me permitieron disfrutar del todo—, creo que Algo malo dentro de mí es una historia bien lograda, que nos lleva por el accidentado camino de autodescubrimiento de estos cuatro jóvenes, que mezcla drama, momentos tiernos y humor para normalizar temas que no son demasiado abundantes en nuestra propia literatura y que más allá de cualquier otra cosa, logra que te intereses por lo que está sucediendo con ellos. Soy fan también de la edición —cada vez que cambia un POV hay una imagen del personaje— y del capítulo final del libro, que logró emocionarme aunque no me lo esperaba. En general fue una buena experiencia con el autor y es muy probable que vuelva a aventurarme con una de sus historias.


Gracias a Penguin Random House por el ejemplar

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Tengo que seguir leyendo Ready Player One pero no he sido capaz porque siento que se me hace eterno y no avanzo nada. ¿Pueden existir demasiadas referencias a los 80? SÍ, CRÉANME QUE SÍ :/

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